Jacques Marie de Mahieu fue un eminente antropólogo, sociólogo, filósofo, historiador, profesor, pensador y hombre de acción preocupado por las vicisitudes de su tiempo, nacido el 31 de octubre de 1915 en París, Francia. Fue Licenciado en Filosofía, Doctor en Ciencias Políticas, Doctor en Economía y Doctor Honoris Causa en Medicina.
En 1946 se radicó en Argentina donde se naturalizó como Jaime María de Mahieu, destacándose como Profesor Extraordinario en la Universidad Nacional de Cuyo de 1948 a 1955 y como Profesor honorario desde 1973. Fue miembro de la Academia Argentina de Sociología durante el período 1952-1955; Profesor titular, Vicerrector y Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires de 1962 a 1968 como así también Profesor titular y Director del Departamento de Antropología de la misma Universidad de 1972 a 1976, además de Director del Instituto de Ciencias del Hombre desde 1968.
De formación nacionalista, fue un activo militante del movimiento monarquista francés Action Française y luego colaborador del régimen de Vichy. Formó parte de la División francesa Carlomagno de las Waffen SS, una de las que combatió contra los soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial frente a la Cancillería de Berlín. Con el Golpe de Estado que derrocó al General Juan Domingo Perón el 16 de septiembre de 1955 se exilió en Brasil.
En la década del ’60 se convirtió en uno de los ideólogos del Nacional-justicialismo. Fue secretario de la Escuela Superior de Conducción Peronista y formador de jóvenes militantes de la organización nacionalista Tacuara. Posteriormente militó y formó cuadros en CEDADE (Círculo Español de Amigos de Europa) hasta su muerte acaecida en 1990.
El gran viaje del Dios Sol (1971); La agonía del Dios Sol (1972); Los vikingos en América del sur (1974); Las inscripciones rúnicas precolombinas en el Paraguay (1973); La Geografía secreta de América (1978) y El Rey vikingo del Paraguay (1979) fueron obras de suma importancia donde expuso con claridad meridiana una gran labor de investigación en todos los países sudamericanos organizando numerosas expediciones científicas y trabajos arqueológicos, demostrando con pruebas irrefutables no sólo la existencia sino el desarrollo de una gran civilización vikinga mucho antes de la llegada de Cristóbal Colón (“el embustero” al decir del autor). Los vestigios de una epopeya que el autor reconstruyó metódicamente y con el estricto rigor científico que se le conoció.
Sostiene en El Rey Vikingo del Paraguay (Ed. Hachette, pág. 176): “Los vikingos, consumados marinos de alto nivel cultural, controlaban política y militarmente un inmenso imperio que cubría la Montaña -Berg según sus inscripciones-, vale decir Los Andes, y la Llanura -Matt-, vale decir la selva que se extendía desde la cordillera al Atlántico un imperio que surcaban vías de comunicaciones terrestres y fluviales. Estaban en condiciones, pues, de dibujar un mapa de Sudamérica. Y eran los únicos que podían hacerlo”.
En el plano económico desarrolló los fundamentos de una economía comunitaria. Un anti-capitalismo ideológicamente anti-marxista y de base nacionalista con la idea de que toda democracia en sí es necesariamente una plutocracia. En El Estado Comunitario (1964), desnuda el tradicional concepto de Estado oligárquico-capitalista funcional a los poderes mundiales y que de Mahieu va a asociar con una capa dirigente usurpadora: “El Estado es legítimo en la medida exacta en que realiza la síntesis comunitaria. No hay, por tanto, Estado ilegítimo, pues el grupo que asumiera sin cumplir con ellas las funciones de conciencia, de mando y de síntesis de la Comunidad no sería un Estado. (...) Sólo por una abusiva simplificación de lenguaje hablamos de Estado usurpador. No hay sino Estado usurpado, o mejor dicho Estado ocupado. Debajo de la ocupación oligárquica o tecno-burocrática, el Estado subsiste, legítimo en la medida en que asegura la permanencia de la Comunidad. Pero está avasallado por una minoría usurpadora que limita su soberanía subordinando a intereses particulares el poder que él conserva, y falseando así el proceso de síntesis, que sigue desarrollándose, aunque de modo insatisfactorio”. (El Estado Comunitario, Ediciones Nueva República, pág. 109).
Fundamentos de Biopolítica (cuya primera edición en francés vio la luz en 1969 y en castellano hacia 1977) es otra de sus grandes obras, donde el autor expone los fundamentos biológicos de la dinámica social con el abordaje de temas de vital importancia como el factor étnico en los conflictos humanos, la naturaleza del racismo, los tipos y razones de la inmigración como así también la decadencia de la sociedades. En tal sentido De Mahieu sostiene que en todas las esferas de lo humano, desde el color del pelo hasta los caracteres biopsíquicos, el componente hereditario tiene peso.
Que si heredamos en una cierta proporción el color de los ojos y la estatura o la predisposición a enfermedades complejas, no hay razón para pensar que el componente hereditario no sea significativo en cuanto a capacidades psicológicas y aptitudes de la propia personalidad. El núcleo del principio biopolítico del autor se centra en que un hombre, lejos de ser una tabla rasa, viene al mundo con unos rasgos biológicos que interaccionan con el medio ambiente dentro de una comunidad humana también biológicamente condicionada. Y a partir de allí expone las leyes que rigen la dinámica de las comunidades humanas.
Otro de sus aportes decisivos fue Tratado de Sociología General (1968) en donde ahondó desde un punto de vista morfológico el concepto de grupos sociales, asociaciones, comunidades, estratos sociales y conjuntos amorfos. A su vez, teniendo en cuenta la demología analizó el volumen de la población, la raza, la estratificación cualitativa, las migraciones. Desde un punto de vista dinámico la evolución, los cambios estructurales y la movilidad social, los cambios infra estructurales y superestructurales. Analizó la desintegración social como patología desmenuzando conceptos como individualismo, igualitarismo, masificación, promiscuidad sexual e inestabilidad familiar como factores de poder disolventes. Los factores esenciales que inciden en el desorden demológico, como así también la descomposición que generan en la vida social tanto el liberalismo como el materialismo.
Jaime María de Mahieu dejó un gran legado con obras de las más variadas disciplinas: Historia, Economía, Ciencias Políticas, Filosofía, Sociología, Biopolítica, Antropología, Doctrina Nacionalista. Sus aportes fueron decisivos para posteriores estudios. Y como corolario de su basta trayectoria, en 2017 se estrenó el documental Memoria de la Sangre, con dirección, guión y edición de Marcelo Charras. Un documental transformado en una suerte de homenaje dedicado al Hombre que como muy pocos legó el estudio de la comprensión integral de la Sociedad y del Hombre. Una eminencia que por dedicación y acción se terminó convirtiendo en Mito.
Darío Coria, profesor de Historia y Ciencias Sociales.
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