sábado, 11 de septiembre de 2021

RAÚL SCALABRINI ORTIZ Y LA CONCIENCIA NACIONAL


Pluma prolífica del Revisionismo Histórico Argentino nació en la provincia de Corrientes el 14 de febrero de 1898. Sus principales influencias literarias fueron Fiódor Dostoyevski, Anatole France, Edgar Allan Poe y Oscar Wilde. En la década del ’20 se vinculó al grupo literario Florida, donde conoció a Jorge Luis Borges y Eduardo Mallea. En 1931 publicó “El Hombre que está solo y espera”, una obra que le dará mucho prestigio y reconocimiento dentro de los círculos intelectuales del momento. Ingeniero, agrimensor y diseñador ferroviario, realizó varios prototipos de locomotora de alta velocidad y perfil aerodinámico pero desgraciadamente sus proyectos no llegaron a contar con apoyo institucional.


Con el inicio de la Década Infame analizó los problemas económicos del país y criticó fuertemente la realidad nacional con pruebas, documentaciones y sosteniendo firmemente lo que muy pocos veían, que la Argentina era una colonia inglesa y que los principales resortes económicos estaban en sus manos. Realizó un estudio detallado del ignominioso pacto Roca–Runciman (mayo de 1933) desentrañando toda la red de dominación británica que comenzaba con los ferrocarriles, continuaba con los frigoríficos y terminaba en los seguros y barcos que sólo beneficiaban a unos pocos argentinos y a muchos británicos: Barcos cargados de manufacturas inglesas que ahogaban el desarrollo de una industria nacional.


Formó parte de la revolución radical yrigoyenista de enero de 1933 (en pleno gobierno del conservador anglófilo General Agustín P. Justo). Una revolución dirigida por el teniente coronel Gregorio Pomar que terminó sofocada sangrientamente. Detenido y llevado a la Isla Martín García finalmente fue desterrado a Europa. Poco antes de partir se casó con Mercedes Comaleras, el 23 de enero de 1934, debiendo concurrir al Registro Civil esposado. Italia y Alemania fueron los destinos de su exilio. 


Hacia fines de 1934 pudo regresar al país junto a su esposa. Al año siguiente comenzó a colaborar en el semanario ‘Señales’ cuestionando desde este medio el sistema entreguista que dominaba al país y que empobrecía a la mayoría del pueblo argentino. Fue precisamente en este semanario donde conoció a Arturo Jauretche, por entonces un joven radical yrigoyenista con quién entabló una amistad que perdurará hasta su muerte. Se incorporó a FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), una corriente interna creada en 1935 dentro de la Unión Cívica Radical por Arturo Jauretche, Gabriel del Mazo, el militar Luis DellepianeHomero ManziDarío Alessandro y otros. En tal sentido realizó numerosas conferencias sobre temas relacionados con la dependencia argentina y sobre cómo se movían los hilos del poder económico del país.


Su tema principal fueron los ferrocarriles, a los que considera claves para el funcionamiento colonial, una inmensa telaraña metálica donde se hallaba aprisionada la República. En los famosos Cuadernos de FORJA abordó magistralmente esos temas centrales de la dependencia argentina: Los ferrocarriles, el escandaloso endeudamiento del país a instancias de Bernardino Rivadavia en 1824 con la financiera inglesa Baring Brothers y el petróleo. Hacia 1940 publicó sus dos obras más sobresalientes: “Política británica en el Río de la Plata” e “Historia de los ferrocarriles argentinos”.


Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial fue un firme sostenedor de la neutralidad argentina, haciendo precisamente de esa neutralidad una bandera en defensa de la Soberanía Nacional. Ya alejado de FORJA presenció la Gesta del 17 de Octubre de 1945 expresando para la posteridad: “Era el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la Nación que asomaba por primera vez en su tosca desnudez original, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción de terremoto. Presentía que la historia estaba pasando junto a nosotros y nos acariciaba suavemente como la brisa fresca del río. Lo que yo había soñado e intuido durante muchos años estaba allí presente, corpóreo, tenso, multifacetado, pero único en el espíritu conjunto. Eran los hombres que están solos y esperan, que iniciaban sus tareas de reivindicación. El espíritu de la tierra estaba presente como nunca creí verlo”.


Acompañó al peronismo en el poder pero nunca aceptó cargos, bregando de manera incansable por la nacionalización de los ferrocarriles, medida que el Nacional-Justicialismo finalmente implementó de manera histórica. Con el derrocamiento del General Perón en 1955 fue un ferviente opositor de la autodenominada Revolución Libertadora en la que veía el retorno al poder de las oligarquías que se beneficiaban de la dependencia económica de la Argentina. El fracaso del levantamiento del General Juan José Valle en junio de 1956 y su posterior fusilamiento le causó una gran conmoción y deterioro en su físico. Ya recluido al final de su vida en su biblioteca, falleció de cáncer de pulmón el 30 de mayo de 1959.


Raúl Scalabrini Ortiz fue uno de los grandes formadores de nuestra Conciencia Nacional, una mente lúcida del Revisionismo Histórico que ha desnudado como pocos las implicancias nefastas del colonialismo británico. Ya nos dejaba un mensaje muy claro en su monumental obra “Política británica en el Río de la Plata”: “La libertad, el bienestar y la riqueza se conquistan. Ni se solicitan ni se piden. Y la cuestión, para nosotros, no es cambiar de amo, sino de ser una nación fuerte, segura de sí y henchida de salud como corresponde a un pueblo inteligente que habita en un suelo feraz. Reconquistar el dominio político y económico de nuestra propia tierra es, pues, nuestro deber, para con nosotros mismos, para nuestros hijos y para los hijos de nuestros hijos”.




Darío Coria, profesor de Historia y Ciencias Sociales.

domingo, 5 de septiembre de 2021

JOSÉ MARÍA ROSA Y LA DIFUSIÓN DEL REVISIONISMO HISTÓRICO ARGENTINO


Abogado, historiador, diplomático, catedrático y docente universitario. Nació en la ciudad de Buenos Aires el 20 de agosto de 1906. Su bisabuelo, Vicente Rosa, había llegado desde España en 1828 y se destacó como director de aduanas durante el primer gobierno de Juan Manuel de Rosas (1829–1832). Fue nieto del Dr. José María Rosa, ministro de Hacienda del general Julio Argentino Roca durante su segunda presidencia (1898–1904).


En 1931 contrajo matrimonio con María Luisa Julia Delfina Bunge, con quien tuvo tres hijos y una hija, José María, Eduardo Manuel, Juan Ignacio y Lucila. Dos años después se doctoró en derecho en la Universidad de Buenos Aires y bajo la tesis ‘Orígenes místicos del Estado’


Luego de la fundación del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas (8 de agosto de 1938) colaboró con la Revista del Instituto y brindó conferencias pedagógicas. Se sumó a la gesta del 17 de Octubre de 1945 y posteriormente se enroló en la Alianza Libertadora Nacionalista, movimiento que apoyó al General Juan Domingo Perón con una fórmula electoralista propia. En 1951 asumió como presidente del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas y tres años después contrajo matrimonio con Ana María Rocca, con quien tuvo a su hijo Vicente.


Con el Golpe de Estado del 16 de septiembre de 1955 su labor docente fue abruptamente interrumpida. Integró la Resistencia Peronista siendo detenido por espacio de 70 días para luego formar parte activa del fracasado levantamiento cívico-militar del 9 de junio de 1956, razón por la cual se exilió primero en Uruguay y luego en España. Y fue precisamente en el destierro donde se dedicó a seguir investigando sobre nuestro pasado nacional accediendo a diferentes archivos y bibliotecas extranjeras. Integró la comitiva que acompañó al General Perón en su regreso a la Argentina, el 17 de noviembre de 1972. Y tras la victoria nacional-justicialista del 23 de septiembre de 1973 Rosa fue designado por Perón como embajador en Asunción del Paraguay.


Luego del fallecimiento del líder nacional-justicialista fue designado embajador en Atenas, cargo que ejerció hasta el 24 de marzo de 1976. Con el advenimiento del autodenominado ‘Proceso de Reorganización Nacional’ sus libros empezaron a ser retirados de las bibliotecas. Y bajo este contexto va a fundar la revista nacionalista ‘Línea’, una voz disidente en esos tiempos tan aciagos que asolaban al país y cuya frase de cabecera rezaba “la voz de los que no tienen voz”. Los militares buscaron todos los medios para acallarlo, desde el secuestro de la revista hasta innumerables juicios entablados en su contra.


Entre sus obras más destacadas se encuentran “Defensa y pérdida de nuestra Independencia Económica”, una obra clave publicada en el año 1942 que contraponía los efectos negativos del liberalismo económico en nuestro país (liberalismo unitario y pro-inglés) con los efectos positivos del proteccionismo económico nacionalista en tiempos de la Confederación Argentina. En esa década del ’40 saldría a la luz “Artigas, prócer de la nacionalidad”. En la década del ’50 dejaría obras destacadísimas como “La misión García de 1815 ante Lord Strangford”; “El cóndor ciego”. Con su libro “La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas” Rosa va a ser muy conocido en Paraguay, siendo invitado a dar asiduas conferencias y asistir a eventos relacionados con el prócer Francisco Solano López. Otras de sus obras fueron “Del municipio indiano a la provincia argentina”; “Nos, los Representantes del Pueblo” y “La Caída de Rosas”. Posteriormente daría a la luz “Rivadavia y el imperialismo financiero”. Su célebre “Historia de la Argentina” aparecería en trece tomos entre 1964 y 1980, siendo considerada una de las mayores obras que haya dado el Revisionismo Histórico Argentino.


José María Rosa murió el 2 de julio de 1991 en la ciudad de Buenos Aires. Una pluma eminente, una moral intachable, un porte inquebrantable, un compromiso firme y decidido para con los destinos políticos de la Argentina, un verdadero patriota de ley. ¿Cuál fue su mayor legado? A través de fuentes documentales inéditas nos hizo ver que es fundamental para comprender nuestro pasado nacional develar la trama y el rol de los diferentes colonialismos de turno. Contribuyó enormemente a la formación de una conciencia nacionalista en el ámbito político, económico, social y cultural, como así también fue un denodado defensor de unidad hispanoamericana.


En estos tiempos de tanto servilismo a los poderes mundiales –por obra y gracia de una partidocracia tan corrupta como entreguista– las obras historiográficas de José María Rosa cobran más vigencia que nunca. Ya lo señalaba con claridad meridiana en “Defensa y pérdida de nuestra independencia económica”: “Una de las curiosas paradojas del liberalismo es que sirvió para enajenar nuestra libertad. Ni la Argentina puede usar hoy, en pleno goce de su soberanía, ni los argentinos somos dueños de una parte suficiente, siquiera, de la riqueza de nuestra tierra. Dejando aparte las frases hechas ¿qué papel real desempeñamos nosotros en nuestra patria? ¿Tenemos en realidad patria?”.


Y como corolario final de esta demoledora obra sostiene: “En los años actuales comprendemos que es necesario, imprescindible, para mantener y consolidar la independencia política, que se haya logrado juntamente con la sana afirmación del espíritu nacional, una suficiente independencia económica. Todo lo demás es literatura”. 

 



Darío Coria, profesor de Historia y Ciencias Sociales.


DÍA DEL TRABAJADOR, POR UNA REIVINDICACIÓN NACIONALISTA

Antecedentes históricos La conmemoración del Día del Trabajador se remonta a la ciudad estadounidense de Chicago. Hacia la segunda mitad del...