domingo, 6 de julio de 2025

LA CASA HISTÓRICA DE LA INDEPENDENCIA

 

El edificio histórico fue construido durante la época colonial. La ciudad de San Miguel de Tucumán se fundó inicialmente en Ibatín en 1565. Por razones estratégicas y comerciales, se abandonó y se fundó nuevamente en su ubicación actual el 14 de octubre de 1685. En la repartición de tierras los pobladores mantuvieron idénticas extensiones y disposiciones como las existentes en la ubicación anterior.


A la familia de Diego Bazán y Figuera se le adjudicó un cuarto de manzana que comprende media cuadra de la actual calle Crisóstomo Álvarez al 400 y media cuadra sobre la entonces calle del Rey, hoy Congreso N° 151, sede de la histórica Casa. En 1693, año de la época en que su dueño era alcalde, se modificó la vivienda, según menciona en su testamento. Pasaron los años y su nieto, Juan Antonio Bazán -que se había casado con Petrona Estevez-, tuvo nueve hijos. Uno de ellos fue Francisca, quien al casarse en 1792 con Miguel Laguna, recibió como dote de sus padres la futura Casa Histórica. Este matrimonio hizo construir el frente con las columnas y la fachada que le conocemos.


Cuando a principios de 1816 se decidió la reunión del Congreso, la incipiente ciudad no poseía ninguna casa adecuada para las sesiones. Gobernaba por entonces el general Bernabé Araoz, quien en principio cedió su casa a los primeros congresales que iban llegando. Pero como no pudo ubicar a todos los patriotas de manera apropiada, resolvió con previo acuerdo utilizar el caserón de la familia Laguna-Bazán.


En esta vivienda comenzaron las sesiones el 24 de marzo que culminaron aquel histórico martes 9 de julio a las 14:00 horas cuando se leyó el Acta de Declaración de la Independencia. Al ser desocupado el caserón luego de la última sesión, ocurrida el 4 de febrero de 1817 cuando el Congreso se trasladó a Buenos Aires, continuó la vida familiar y la casona sufrió distintas modificaciones en poco más de medio siglo.


Los años se sucedieron y el mapa edilicio, al que se le sumaron distintos adelantos, se fue ensanchando. En el año 1868, el diputado Tiburcio Padilla elaboró un proyecto que presentó para su consideración. En él solicitaba la adquisición de la casona que, por sus dimensiones, era una de las más amplias y céntricas para instalar oficinas, entre las que se pensó una sucursal de Correo, un Juzgado federal y una de ingenieros  nacionales. Este proyecto generó polémicas a favor y en contra, porque ya era considerado un edificio de valor histórico aunque no oficialmente.


El 15 de septiembre de 1869, durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, se sancionó la Ley N° 323 en donde se nacionalizó el histórico lugar y se autorizaba a organizar su mantenimiento. Ese mismo año una feliz circunstancia permitió que la fachada y la galería del acceso al Salón de Jura fueran fotografiadas por primera vez. Le cupo la tarea al fotógrafo italiano Ángel Paganelli, en ocasión de iniciarse las tareas de prolongación del ferrocarril desde Córdoba a Tucumán. Esta fotografía sirvió poco después para la restauración de la Casa.


La Ley no se efectivizó y a través de la sanción de otra ley, el 5 de octubre de 1872, se autorizó la construcción de sucursales de Correo en todo el país entre las que se incluyó la ciudad de Tucumán. La ley se hizo efectiva el 25 de abril de 1874, cuando el gobernador tucumano Belisario López firmó con la familia Zavalía -descendientes y por entonces propietarios de la Casa de Tucumán- la escritura de compra por la suma de 25.000 pesos fuertes.


Los trabajos de reacondicionamiento se llevaron adelante en marzo de 1875. Un año después ya quedaron habilitadas las oficinas. En 1876, el entonces presidente Nicolás Avellaneda, visitó Tucumán en ocasiones de inaugurarse el ferrocarril y concurrió a la Casa Histórica, convirtiéndose en el primer presidente argentino que la frecuentó.


A partir de ese año comenzó a funcionar en la Casa Histórica una sucursal del Correo, de un total de 15 que disponía la provincia. Varios años después, en 1888, se realizó una importante restauración ya que las anteriores no habían logrado su objetivo. Finalmente, en 1896, y ante el avanzado estado de deterioro de la Casa, se motivó la mudanza de la sucursal del Correo a otro sitio de la ciudad. La Cuna de la Independencia quedó así deshabitada, bajo el cuidado de un casero.


Por Decreto N° 98.076, del 12 de agosto de 1941, La Casa de Tucumán fue declarada Monumento Histórico Nacional. En 1942 se iniciaron las obras de reconstrucción aprobada por Ley N° 12.724/41, que estuvo a cargo del arquitecto Mario José Buschiazzo. El diputado nacional por Tucumán, Ramón Paz Posse, envió un proyecto de ley al Congreso proponiendo la reconstrucción de la Casa a su estado original. El trabajo se realizó a partir de las fotografías de Paganelli, los archivos de la administración de 1870 y los cimientos que aún se encontraban bajo tierra.


Las obras comenzaron en 1942 y el edificio restaurado se inauguró el 24 de septiembre de 1943 (aniversario de la Batalla de Tucumán) durante el gobierno de facto del general Pedro Pablo Ramírez. Las nuevas paredes se construyeron con ladrillos en lugar de adobe, las cañas del techo se sujetaron con cuero y las puertas no se pintaron en ese momento por falta de documentación que acreditara su color original.


La Histórica Casa de Tucumán es en la actualidad un Museo en donde en el Salón de la Jura se exhibe el Acta de la Independencia, y en general se muestra al público toda una serie de colecciones de muebles, cuadros, documentos y objetos históricos de diverso tipo.




Darío Coria, profesor de Historia y Ciencias Sociales.

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