El término ha tenido una gran influencia a nivel mundial como así también se lo ha referido de diferentes maneras -cuando no de manera simplista- y según determinadas etapas históricas. No es una simple “ideología” o “fenómeno político”. Es mucho más que un sentimiento patriótico, mucho más que una exaltación de valores nacionales o algo referido a la historia, al sentido de pertenencia de una Nación o a la idea de Estado-Nación.
El Nacionalismo, como expresión política del pensamiento occidental, tiene por objeto crear las condiciones para el desarrollo espiritual y material de los pueblos en observancia a las leyes naturales e inmutables de la vida, leyes que forjan a una Comunidad Nacional en cuanto Espíritu, Cultura y Destino. Por consiguiente es una filosofía política o doctrina que se funda en principios, pilares básicos fundamentales o Ideas-fuerza para lograr el desarrollo integral de una Nación:
La preservación de los rasgos identitarios de la Nación.
La Soberanía Política.
La Independencia Económica.
Una economía basada en un Orden Natural.
El Bien Común Social.
La preservación de un medio ambiente sustentable.
La defensa de la Tradición y los valores nacionales.
La lealtad hacia la Nación propia.
¿Se pueden preservar los rasgos identitarios de la Nación permitiendo a la vez un multiculturalismo, una inmigración liberal y sin ningún tipo de control? ¿Tiene asidero querer promover una política exterior basada en la Soberanía Política sin luchar contra toda forma de colonialismo existente en el país? ¿Es viable poner en práctica una Independencia Económica sin antes establecer una Soberanía Política en el orden internacional? ¿Es válida a su vez una Independencia Económica frente al mundo sin establecer un Orden Económico Natural en el plano local y sin combatir abiertamente a la Usura o a cualquier otro tipo de agiotismo financiero?
¿Es lícito hablar de Bien Común Social sin antes llevar adelante una política de industrialización del país, de pleno empleo y de distribución justa del ingreso? ¿No es contradictorio exaltar valores nacionales y a la vez permitir la difusión de ideologías extranjerizantes disolventes? ¿Se puede preservar el medio ambiente desconociendo tratados internacionales lesivos para la integridad territorial del país? ¿Se puede ser leal a un Estado Nacionalista si nos reducimos en un individualismo conformista liberal? ¿Pueden sentir orgullo patrio personas sumergidas en la indigencia y el atraso?
Las ideas-fuerza no son excluyentes. Ninguna excluye a otras porque sino se caería en una contradicción misma. Vale decir se caería en un patrioterismo chauvinista, en un Nacionalismo a mitad de camino, en un populismo demagógico de derechas o directamente en un pseudo-Nacionalismo. De lo anterior se desprende entonces que el Nacionalismo no se reconoce en ninguna de las categorizaciones o etiquetas del actual Sistema o Régimen de dominación mundial plutocrático-capitalista: No se halla ni a la derecha, ni a la izquierda ni al centro del actual Sistema. Tampoco es “oligárquico”, “capitalista” (como burda y falsamente lo plantea el marxismo) o “populista” (como burda y falsamente lo plantea la derecha liberal).
Por ejemplo los obreros no necesitan violar la integración de las naciones para mejorar sus condiciones de vida y así aspirar a un desarrollo integral. El camino de las reivindicaciones no pasa necesariamente por las ruinas de la Patria. Por eso uno de los grandes méritos del Nacionalismo es haber mostrado con claridad la coexistencia compatible de las dos nociones que, según la falsa dialéctica marxista, serían irreconciliables: La Patria y el Socialismo.
Partiendo de la palabra "Nacional" podemos hallar la génesis y la significación del concepto intrínseco de Nacionalismo. Nacional y Nacionalismo representan dos etapas de la vida de una Nación que se retroalimentan, que se retroaccionan. Lo Nacional es todo aquello dirigido hacia el mundo exterior, hacia el "epos", mientras que el Nacionalismo va dirigido hacia un mundo interior, hacia el "ethos". Lo Nacional representa la fase de delimitación geográfica de las naciones, de su soberanía, de su autodeterminación sobre un territorio determinado, de un moldearse a sí mismo.
El Nacionalismo trasciende lo nacional ya que expresa sus virtudes, sus energías creadoras profundas a nivel interno, es un esculpirse a sí mismo. Lo Nacional representa entonces la movilización territorial de un Pueblo, mientras que el Nacionalismo parte de esa movilización para emprender una movilización espiritual que trascienda conformando un ideal de vida superior más allá de lo meramente temporal. Es un poseerse a sí mismo en una forma, en una expresión de libertad comprendida como poder de autodeterminación. Por eso la Nobleza y el Honor siempre van a estar vinculados al concepto de Nacionalismo, cualidades metafísicas trascendentales que realza a las personas de manera firme, que las hace comportar dignamente ante diferentes situaciones problemáticas que plantea la existencia humana y de las que nunca van a dejar que lo humillen o degraden.
Por lo tanto el Nacionalismo pone el acento en un nivel superior de conciencia de un Pueblo. En la reafirmación de una propia identidad, de una personalidad mediante una autodeterminación política y frente a los embates de todo sistema extranjero disolvente. Es una barrera frente a toda descomposición social disolvente. Desde que la fase nacional de un Pueblo tiende a hacerse "nacionalista", el proceso de descomposición social se detiene y la historia de esa Comunidad Nacional entra en un ritmo constructivo.
La concepción cosmovisional del Nacionalismo por más que se defina como la más justa y noble nunca tendrá sentido si sus principios doctrinarios no se acoplan a un Movimiento de total acción y de resuelto Espíritu de Lucha. O dicho de otra manera, abandonar la lucha por el Pueblo (en una suerte de mentalidad derrotista) para reducirse al individualismo, a la mera formación intelectual, al elitismo -inclusive manteniendo el mejor estilo- es un acto de traición al Nacionalismo.
La única manera de amar a la Patria consiste en sacrificarse por ella. Y para emprender este noble y heroico sacrificio primero debemos tener un sincero y auténtico cambio interno, un despertar. Estar plenamente identificados y esclarecidos por la Causa a defender, construyendo una personalidad noble y virtuosa en Hombres y Mujeres, una voluntad firme que nos haga trascender como verdaderos patriotas siempre fieles a los irrenunciables principios del Nacionalismo. Y así como la luz olímpica de la Sabiduría Ancestral trasciende hacia lo Alto los grandes principios siempre son eternos.
Darío Coria, profesor de Historia y Ciencias Sociales.