El 18 de agosto de 1939 el Congreso de la Provincia de Buenos Aires sancionó la Ley N° 4.756/39 que declaraba el 10 de noviembre como el Día de la Tradición, por el natalicio de José Hernández, autor del Martín Fierro. Posteriormente, el 30 de septiembre de 1975 el Congreso de la Nación sancionó la Ley N° 21.154, declarando la conmemoración extensiva a todo el territorio nacional.
La palabra tradición deriva del latín “tradere”, significando donación o legado. Es lo que identifica a un Pueblo y lo diferencia de otros, siendo entonces un valor propio y profundo, un conjunto de costumbres que se transmiten de padres a hijos, un legado que cada generación recibe de la que le antecede y que a su vez hace los mismo para las futuras. Por ende es esa misma tradición la que constituye una cultura popular, la que reafirma siempre una Identidad Nacional y un Arquetipo representativo de la misma.
José Hernández nació el 10 de noviembre de 1834 en el actual Partido de General San Martín del conurbano bonaerense. Tuvo una vida pública muy destacable. Fue poeta, periodista, orador, comerciante, contador, taquígrafo, estanciero, soldado y político. Comenzó a leer y a escribir con tan sólo cuatro años de edad. En 1843, año del fallecimiento de su madre, su padre lo llevó a vivir al campo, donde era capataz en las estancias del Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas (por aquellos tiempos primera Magistratura del país).
Fue en este entorno campestre cuando tomó contacto con gauchos e indios. Debido a su proximidad con ellos tuvo la oportunidad de conocer sus costumbres, su mentalidad, su lenguaje, su cultura. Aprendió a quererlos, a admirarlos, a comprenderlos, y también a entender sus dificultades en la vida cotidiana. En 1857 –poco después de fallecer su padre–se instaló en la ciudad de Paraná, contrayendo matrimonio dos años después. Su labor periodística la inició en el diario El Nacional Argentino, con una serie de artículos en los que condenaba el asesinato del caudillo federal riojano Brigadier General Ángel Vicente ‘Chacho’ Peñaloza (asesinado el 12 de noviembre de 1863 durante la presidencia de Bartolomé Mitre y por encargo del por entonces gobernador de San Juan, Domingo Faustino Sarmiento). El Chacho había sido uno de los últimos líderes federales en resistir el despotismo y el centralismo pro-inglés del poder político de Buenos Aires.
En 1863 estos artículos fueron publicados como libro bajo el título Rasgos biográficos del General Ángel Peñaloza. En 1869 fundó el diario El Río de la Plata, en cuyas columnas defendió a los gauchos y denunció los abusos cometidos por las autoridades de la campaña. También fundó el diario El Eco, de la Provincia de Corrientes, cuyas instalaciones fueron destruidas por sus adversarios políticos. Colaboró además en los periódicos La Reforma Pacífica, de Paraná y La Patria, de Montevideo. En el orden militar intervino en dos batallas muy importantes para el destino del país: La batalla de Cepeda (1859) y la batalla de Pavón (1861).
Luchó junto al caudillo federal entrerriano Ricardo López Jordán. Este último había llevado adelante una rebelión federal en la poderosa Provincia de Entre Ríos del General Justo José de Urquiza, por el acercamiento político de éste hacia el presidente Sarmiento. Esta rebelión duró desde el 11 de abril de 1870 (fecha del asesinato de Urquiza en el majestuoso Palacio San José de Entre Ríos) hasta el 16 de septiembre de 1876 (cuando López Jordán finalmente capituló y cayó derrotado). La rebelión jordanista fue el último conflicto, si se puede decir así, entre unitarios y federales.
Debido a las continuas guerras civiles en nuestro país, José Hernández se vio obligado a exiliarse, primero en Brasil y posteriormente en Uruguay. Recién en 1874 y gracias a una amnistía política que paró la violencia pudo volver al país. En el orden legislativo se desempeñó como diputado y luego como senador de la Provincia de Buenos Aires. Tomó parte activa junto a Dardo Rocha en la fundación de La Plata en el año 1882. Y como presidente de la Cámara de Diputados defendió el proyecto de federalización de Buenos Aires, que pasó a ser la capital del país en 1880.
A fines de 1872 se produjo la salida de su obra cumbre El Gaucho Martín Fierro, el poema de género gauchesco que se convirtió en la obra literaria del más puro y genuino folclore argentino. Traducido a numerosos idiomas, es la obra por excelencia de la literatura argentina. Y es aquí donde Don José rinde homenaje al gaucho, a quien lo describe en su ser, en sus vivencias, en su drama cotidiano, en su desamparo, en sus vicisitudes y en sus bravuras. Este gran éxito literario lo llevó a continuarlo con la salida en 1879 de su segunda parte, La vuelta de Martín Fierro. Posteriormente, en 1881 publicó su obra Instrucción del Estanciero. El 21 de octubre de 1886 falleció en su quinta de Belgrano.
El Martín Fierro de José Hernández es en el fondo la descripción de la dura realidad que vivía el país hacia la segunda mitad del siglo XIX. Una denuncia social que encierra las grandes verdades de aquel momento como hoy en día: La falta de educación, el menosprecio por lo nacional, la subordinación a los poderes mundiales, la corrupción en lo judicial, la deficiente organización militar, la deficiencia de la policía y el resentimiento de los sectores postergados por el poder político de turno. Y todo ello a través de un clarísimo lenguaje rural.
Una denuncia social dentro de un contexto político en particular. Con la derrota nacional en la batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852 (la mayor tragedia política sufrida por el país), el unitarismo masónico aliado al colonialismo brasileño e inglés disolvió el sistema político independiente de toda forma de dominación extranjera y terminó con el Federalismo como política de Estado. Con la caída de Rosas el país dejó de ser una Nación libre para convertirse nuevamente en colonia.
En adelante se establecieron diferentes gobiernos funcionales a los intereses geopolíticos colonialistas del Orden Mundial capitalista en expansión. Y la entrega económica estuvo acompañada de una entrega tanto territorial como espiritual. En nombre de la “libertad de comercio” se arrasó con las manufacturas criollas que tanto habían prosperado en los tiempos del Restaurador. Brasil inclusive sacó su enorme tajada al incorporarse de manera unilateral las Misiones orientales, al obtener la libre navegación de los ríos y la hegemonía política sobre Uruguay y la Argentina.
Y todo ello en nombre de la “civilización”, pero civilización entendida como algo propio de extranjeros, de europeos, y entendiendo por bárbaro (en el mismo lenguaje liberal) todo aquello que era argentino, que era criollo. De la misma manera se va a empezar a considerar “tiránico” al más popular de los gobiernos habidos en el siglo XIX, comenzándose de manera paralela a denominar “democráticos” a los nuevos gobiernos post-Caseros que en los hechos concretos constituyeron oligarquías que gobernaron de espaldas a los intereses de la Nación. Y repudiando lo autóctono se ejecutó un verdadero genocidio, una sistemática matanza de criollos, imponiéndose esa falsa muletilla conocida como “inutilidad del criollo”, lo que tampoco era ninguna novedad ya que venía propagándose desde los tiempos de Rivadavia. Y todo esto produjo el efecto buscado por los liberales: Propiciar un rebaje psicológico y moral en el argentino mismo, acabar con el verdadero Arquetipo.
Es en todo este proceso de aculturación y de desprecio por lo nuestro en donde se debe contextualizar el Martín Fierro de José Hernández, la obra literaria argentina por excelencia, la narración de un verdadero drama social que tiene como principal protagonista al gaucho de estas tierras, aquel que a pesar de tantos sinsabores sufridos siempre resiste fiel y bajo un viejo Código de Honor.
Ante un nuevo aniversario por el Día de la Tradición reafirmemos una vez más nuestra Identidad, nuestra Cultura, nuestro Ser Nacional. Redoblemos una lucha de unión nacionalista entre todos los argentinos. Ya lo decía con claridad meridiana José Hernández en el inmortal Martín Fierro: “LOS HERMANOS SEAN UNIDOS PORQUE ESA ES LA LEY PRIMERA; TENGAN UNIÓN VERDADERA EN CUALQUIER TIEMPO QUE SEA, PORQUE SI ENTRE ELLOS PELEAN LOS DEVORAN LOS DE AFUERA”.
Darío Coria, profesor de Historia y Ciencias Sociales.