domingo, 17 de octubre de 2021

FEDERICO IBARGUREN Y LA REVISIÓN DE NUESTRO PASADO NACIONAL


Abogado, docente y catedrático universitario, Federico Marcelo Ibarguren Aguirre fue un destacado historiador revisionista nacido el 18 de febrero de 1907 en el partido bonaerense de San Isidro. Fue hijo del intelectual, político nacionalista e historiador revisionsita Carlos Ibarguren. De fuerte ideario nacionalista católico (como su padre) tuvo como formadores al Padre Leonardo Castellani y al Padre Julio Meinvielle.


Fue cercano al grupo de nacionalistas que editaba La Nueva República y posteriormente formó parte del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. En el plano de la acción política se unió a la Liga Republicana, organización militante que contribuyó en el estallido de la Revolución del 6 de Septiembre de 1930. Posteriormente acompañó como secretario privado a su padre en Córdoba, cuando Don Carlos fue designado como interventor federal en esa provincia por parte del flamante presidente José Félix Uriburu.


Apoyó el levantamiento militar del 4 de Junio de 1943 y asumió el cargo de intendente de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán. Luego de la ruptura de relaciones con Alemania y Japón decretada por el gobierno, en enero de 1944 renunció a su cargo, no sin antes firmar su último decreto mediante el cual se disponía que todas las banderas de la ciudad fuesen izadas a media asta en señal de duelo nacional. Posteriormente se desempeñó como funcionario en el Consejo Nacional de Educación.


A partir de 1945 comenzó a colaborar con la Alianza Libertadora Nacionalista, movimiento que terminó apoyando la candidatura presidencial del General Juan Domingo Perón. En 1954 se sumó a la Organización Popular por la Repatriación de los Restos del Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas para solicitarle a las autoridades el arribo de los restos mortales del Restaurador desde Inglaterra hacia la Argentina, algo que tardaría 35 años en materializarse.


Luego del triunfo de la “Revolución Libertadora” fue desplazado de su cargo académico como profesor de Historia de la Universidad de la Plata, dedicándose a trabajar en el Poder Judicial como secretario de un juzgado. Fue precisamente en este período donde publicó varios libros, destacándose especialmente aquellos relacionados con la revisión de la historia de la Revolución de Mayo.


Su colaboración en la revista Cabildo -órgano de difusión nacionalista aparecido en 1973- lo llevó a adherirse primero a la Liga de la Restauración Argentina y luego al Movimiento Nacionalista de Restauración, agrupaciones políticas dirigidas por Ricardo Curutchet. En 1975 el sacerdote Raúl Sánchez Abelenda, decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, designó a Ibarguren como responsable del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Diego Luis Molinari. Ello significó el regreso del historiador revisionista a la docencia universitaria y hasta el año 1976, dictando clases posteriormente en la Universidad del Salvador y la Universidad de Belgrano. La Academia Sanmartiniana lo terminaría incorporando como miembro en reconocimiento por su extensa labor en pos de la difusión de la verdad histórica. En 1984, en sociedad con Elías Zarrauf Rafiaa, fundó la publicación nacionalista Patria Argentina


Ha dejado obras notables como “La aristocracia y la cultura” (1934), una reacción contra el materialismo, el racionalismo, el naturalismo y el embrutecimiento del espíritu; “Rosas y la tradición hispanoamericana” (1942). Sus libros “Así fue Mayo. 1810-1814” (1956); “Avivando brasas” (1957); “Mayo en ascuas” (1961) y “Las etapas de Mayo y el verdadero Moreno” (1963) analizan el periodo como un enfrentamiento entre subversivos y reaccionarios, ante quienes surgirá un tercer grupo de hombres, los patriotas, que encarnan una fuerza superadora que sintetiza a la tradición y al progreso, la cual produjo a figuras como Cornelio Saavedra, José de San Martín, José Gervasio Artigas y Juan Manuel de Rosas. “Orígenes del nacionalismo argentino” (1969), “Nuestra tradición histórica” (1978) y “Nuestro Ser Nacional en peligro” (1987) fueron otras de sus obras de gran repercusión.


Federico Ibarguren falleció el 1° de abril de 2000 en San Isidro. Una pluma eminente que se ha dedicado denodadamente a la investigación histórica siguiendo las huellas trazadas por su padre don Carlos.


¿Qué enseñanza nos deja con el estudio de la Historia? Tal como lo sostuviera en su célebre “Así fue Mayo” debemos mentalizarnos y constituirnos en firmes continuadores no sólo del pensamiento sino también de la acción política de aquellos patriotas que han defendido nuestra Soberanía, para que en un día no muy lejano se produzca el resurgir de nuestra Civilización superando estos tiempos de plutocracia y dependencia a los poderes financieros globalistas.




Darío Coria, profesor de Historia y Ciencias Sociales.



domingo, 10 de octubre de 2021

CARLOS IBARGUREN Y EL NACIONALISMO ARGENTINO


Abogado, destacado intelectual, ideólogo nacionalista e historiador revisionista, Carlos Perfecto Ibarguren Uriburu nació en la provincia de Salta el 18 de abril de 1877. Con tan sólo 13 años de edad fue partícipe del levantamiento cívico-militar de la Revolución del Parque producido el 26 de julio de 1890 durante la presidencia de Miguel Ángel Juárez Celman (1886-1890).


Hacia 1898 se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires trabajando a su vez en diferentes ministerios estatales. Se destacó como profesor de Historia en el Colegio Nacional de Buenos Aires y desde 1902 como catedrático en la Universidad de Buenos Aires dictando Derecho Romano. En 1904 se casó con María Eugenia Aguirre, con quien tendría nueve hijos. En 1907 se desempeñó como secretario en la Corte Suprema de Justicia de la Nación y de 1913 y hasta 1914 ejerció el cargo de Ministro de Justicia e Instrucción Pública durante la presidencia de Roque Sáenz Peña (1910-1914).


De formación liberal en su juventud maduró hacia sólidas ideas nacionalistas. Fue miembro fundador del Partido Demócrata Progresista junto a Lisandro de la Torre el 14 de diciembre de 1914, y en 1922 fue candidato a presidente por ese espacio político en elecciones que le darían el triunfo al candidato de la Unión Cívica Radical Marcelo T. de Alvear. Firme defensor de la neutralidad argentina durante la Primera Guerra Mundial, propuso un fuerte proteccionismo industrial como así también buscó promover el desarrollo del sector agrícola en los sectores medios.


En 1922 formó parte del Instituto de la Universidad de París en Buenos Aires y fue nombrado miembro de la Junta de Historia y Numismática Argentina y Americana. A su vez participó de la creación de la Academia Argentina de Letras y de la Sociedad de Historia Argentina.


Desengañado de una partidocracia que él entendía como esencialmente corrupta y entusiasmado por los nuevos aires de corporativismo nacional, con el Golpe de Estado encabezado por el General José Félix Uriburu, el 6 de septiembre de 1930, asumió el cargo de Interventor Federal en la provincia de Córdoba, cargo que finalmente renunció en mayo de 1931 como consecuencia de la derrota del uriburismo en las elecciones para gobernador de la provincia de Buenos Aires en abril de ese año.


Firme sostenedor de la neutralidad argentina en la Segunda Guerra Mundial Ibarguren apoyó el levantamiento militar del 4 de junio de 1943, adhiriendo inicialmente al Nacional-justicialismo por las medidas adoptadas tanto en materia económica como en materia social de reivindicación de los sectores trabajadores. Su alejamiento se debió al enfrentamiento entre Perón y la Iglesia.  


Fue un denodado colaborador del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas (fundado en 1938), miembro de la Real Academia Española de la Lengua, del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, de la Academia de la Historia del Ecuador, del Instituto Sanmartiniano de Colombia y del Instituto de Cultura Hispánica. Recibió condecoraciones de los gobiernos de España, Italia y Francia formando parte también de la Asociación de Escritores Argentinos que había sido creada por Arturo Cancela en 1947.


Como historiador cuestionó la versión oficial de la Historia Argentina. “Juan Manuel de Rosas, su vida, su tiempo, su drama”, publicado en 1930, fue su obra consagratoria y de gran repercusión, dándonos una visión muy abarcativa de la figura del Restaurador de las Leyes y su tiempo. Ibarguren lo calificó -y sin ningún tipo de connotación negativa- como dictador con mandato popular en la misión histórica de salvación de la Nación, cómo defensor de la Soberanía Nacional, cómo pacificador del territorio argentino y firme difusor de una identidad nacional.


Otras de sus grandes obras fueron “El significado y las proyecciones de la revolución del 6 de septiembre” (1930); “La inquietud de esta hora: liberalismo, corporativismo, nacionalismo” (1934) donde planteaba la crisis del liberalismo y la amenaza del comunismo, la propuesta de una democracia orgánica de representación de diferentes sectores sociales y un fuerte nacionalismo económico; “El sistema económico de la revolución” (1946); “La reforma constitucional: sus fundamentos y su estructura” (1948); “San Martín íntimo, el hombre en su lucha” (1950); “La historia que he vivido” (1954).


Carlos Ibarguren falleció el 3 de abril de 1956 en Buenos Aires. Un legado intachable. Un hombre de gran personalidad que ha dejado una huella profunda. Un patriota de ley siempre comprometido con los destinos de la Nación, y como tal un verdadero paradigma del Nacionalismo Argentino. Contribuyó a la revisión integral del pasado argentino y reafirmó que era imperioso organizarnos mancomunadamente en pos de un ideal superior, porque en su siempre lúcida mirada el individualismo siempre lleva consigo el germen de la anarquía. Y justamente dentro de ese ideario trabajar de manera solidaria para que predomine un patrimonio espiritualista en donde el individuo deba su acción y todo su sacrificio a la Patria.




Darío Coria, profesor de Historia y Ciencias Sociales.



DÍA DEL TRABAJADOR, POR UNA REIVINDICACIÓN NACIONALISTA

Antecedentes históricos La conmemoración del Día del Trabajador se remonta a la ciudad estadounidense de Chicago. Hacia la segunda mitad del...