domingo, 18 de julio de 2021

ADOLFO SALDÍAS Y EL INICIO DEL REVISIONISMO HISTÓRICO ARGENTINO


Adolfo Saldías nació en Buenos Aires el 6 de septiembre de 1849, tres años antes de la caída política de Rosas. Cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires y en sus comienzos tuvo una formación liberal, muy a tono con el nuevo ordenamiento político post-Caseros.


En 1874 se recibió de abogado. En ese mismo año, con la sublevación militar del 24 de septiembre encabezada por Bartolomé Mitre y a raíz del resultado de las elecciones presidenciales que habían dado el triunfo a Nicolás Avellaneda, se enroló en la Guardia Nacional contra los sediciosos, otorgándosele el grado de capitán de Compañía. En 1875 fue secretario de Educación y un año después fue electo diputado por la Provincia de Buenos Aires. 


Nadie podía mínimamente imaginar -por su formación liberal- que se transformaría en el primer historiador revisionista de nuestro pasado nacional. La denominada ‘Historia Oficial’ nació hacia la segunda mitad del siglo XIX bajo el auspicio de dos destacadas figuras de la Masonería Argentina, el ex presidente argentino Bartolomé Mitre y el abogado, político y diputado nacional Vicente Fidel López. Esta corriente de pensamiento historiográfico liberal se fue consolidando con el paso del tiempo para luego profesionalizarse hacia principios del siglo XX con los historiadores Ricardo Levene y Emilio Ravignani: Nacía la “Nueva Escuela Histórica”.


Saldías ante todo buscó la verdad, que es lo que naturalmente deben hacer todos los historiadores, y no se dejó llevar por sus prejuicios ideológicos liberales del comienzo. En 1878 salió a la luz ‘Ensayo sobre la Historia de la Constitución Argentina’, en donde cabe resaltar una frase más que significativa de esta obra: “Si Rosas representó en el gobierno las aspiraciones de la mayoría de la provincia, se ésta se empeñó en mantenerlo en él, legalizando todos sus actos por medio de demostraciones de adhesión, que jamás prodigó a ningún otro gobernante, ¿la historia debe descargar sobre la cabeza de Rosas todas las acusaciones, todo el oprobio, toda la odiosidad que pueda inspirar la tiranía?”.


En 1881, a cuatro años de la muerte del Restaurador de las Leyes, aparecerá su obra clásica ‘Historia de Rozas y su Época’, libro pionero del Revisionismo Histórico Argentino. Con esta obra cumbre, fuente de inspiración de futuros historiadores honestos, se produjo la total evolución en el pensamiento de Saldías, tanto desde su honestidad intelectual como desde su concepción ideológica. Para elaborar su ‘Historia de Rozas y su Época’, en primer lugar el joven historiador se interesó por los archivos existentes en el país, archivos menospreciados por la Historia Oficial.


Tuvo acceso a colecciones periodísticas de ‘La Gaceta Mercantil’ y el ‘Archivo Americano’, como así también acceso a los Diarios de Sesiones de la legislatura rosista. Pero todo pegó un gran giro cuando pudo acceder al archivo del mismísimo Restaurador de las Leyes. Luego de la derrota nacional en la batalla de Caseros (3 de febrero de 1852), Rosas se preocupó muchísimo por salvar su copioso archivo, seguramente porque los unitarios lo harían desaparecer o quemar.


Por tal motivo, en varios cajones hizo llevar toda su documentación -su único tesoro como el Restaurador diría- a la Legación inglesa de la calle Defensa, y luego de allí al buque ‘Conflict’ donde marchó finalmente a Inglaterra como ruta obligada. Después de su muerte, su gran archivo quedó en la casa de su hija Manuelita, en Londres. Y es precisamente en Inglaterra donde Saldías ha tenido acceso al archivo personal que Rosas había traído consigo. De esta manera terminó de plasmar su famosa obra, el libro fundacional del revisionismo histórico en nuestro país.


En esos cajones se encontraban testimonios de primera mano, documentos muy valiosísimos, todas las cartas recibidas por Rosas: del Libertador José de San Martín, del General Alvear, de Lord Palmerston (Primer Ministro del Reino Unido hacia mediados del siglo XIX), de Manuel de Sarratea, Manuel Oribe, etc. etc. También contó con los borradores de las notas oficiales, de los mensajes, notas diplomáticas; informes reservados de sus ministros en Londres, París, Washington y Río de Janeiro; como así también informes reservados de la policía. Todo cuidadosamente clasificado por años y materias, en sus correspondientes carpetas y legajos, de acuerdo al meticuloso orden que siempre ponía en práctica Rosas.


En 1887, durante la presidencia de Miguel Juárez Celman, apareció el tercer y último tomo de ‘Historia de Rozas y su Época’. Y cinco años después, en plena represión al naciente radicalismo, bajo la presidencia de Carlos Pellegrini, la obra fue reeditada en su versión definitiva de cuatro volúmenes, con la denominación consagratoria de ‘Historia de la Confederación Argentina’. Como dijera con claridad meridiana Julio Irazusta “la historia de Rosas esclarecida por Saldías iluminó la historia argentina para acá de 1852.  Las consecuencias de Caseros se nos mostraron en perfecta relación del efecto con su causa en el desarrollo posterior del país”.  Esto quiere decir que don Adolfo fue el modelo del intelectual comprometido, y como tal, fundador de la escuela científica del revisionismo histórico.


Falto de prejuicios, Saldías le envió un ejemplar de su monumental obra al mismísimo Bartolomé Mitre -quien fiel a su colonialismo cultural- le respondió de manera lapidaria condenando su trabajo y sus conclusiones. La prensa ocultó el libro a conciencia, limitando enormemente su publicación. Lo único que debía prevalecer era la Historia Oficial mitrista, y así Saldías fue prácticamente condenado a la muerte civil desde lo historiográfico. A pesar de todo ello prosiguió adelante con el esclarecimiento de nuestro pasado dando luz a más obras y llevando adelante una intensa labor periodística.


Participó activamente en la Revolución del Parque, la insurrección cívica-militar del 26 de julio de 1890 contra el régimen oligárquico, insurrección dirigida por la naciente Unión Cívica y liderada por Leandro N. Alem. Fue uno de los primeros en entrar al Parque de Artillería junto a Alem, siendo luego detenido y desterrado a Uruguay. Fue uno de los fundadores de la Unión Cívica Radical en 1891, y volvió a formar parte de una insurrección armada en la Revolución radical de 1893, siendo nuevamente detenido, encarcelado en Ushuaia y nuevamente enviado a Uruguay. En 1898 fue Ministro de Obras Públicas y en 1902 Vicegobernador de la Provincia de Buenos Aires, acompañando a Marcelino Ugarte. Posteriormente se incorporó a la Cámara de Diputados de la Nación, y no obstante su inmensa actividad política no dejó de lado su labor historiográfica e investigativa, por ejemplo publicando “La evolución republicana en la Revolución Argentina”.


Luego de su fallecimiento producido el 17 de octubre de 1914 en La Paz, Bolivia, se le rindieron honores oficiales al arribar sus restos a la ciudad de Buenos Aires. Su mayor legado fue marcar el inicio del esclarecimiento de nuestro pasado nacional, justamente esclarecer con la verdad y sin ningún tipo de prejuicios o amarillismos ideológicos. Lo que vale decir realizar un esfuerzo sincero y obstinado para conocer la verdadera grandeza de nuestro Ser Nacional a pesar del colonialismo cultural cipayo que sigue vigente en la actualidad. 




Darío Coria, profesor de Historia y Ciencias Sociales.


sábado, 10 de julio de 2021

EL REVISIONISMO HISTÓRICO ARGENTINO Y SU VIGENCIA EN LA ACTUALIDAD


El Revisionismo Histórico es una corriente historiográfica de reinterpretación de la Historia, una escuela de revisión de diferentes procesos históricos tanto a nivel mundial como local. Busca esclarecer y poner mucha luz sobre diferentes procesos del pasado, siempre tergiversados o silenciados por la denominada “Historia Oficial”. 


La Historia siempre nos debe servir para comprender cabalmente un pasado, poder así resignificar un presente y proyectar un futuro. Si se la falsifica es precisamente para favorecer (directa o indirectamente) a todo un Sistema o Régimen de Dominación ajeno a los intereses del Ser Nacional, buscándose manipular una realidad a través de la enseñanza educativa y de los medios propagandísticos. En tal sentido, el Revisionismo Argentino siempre buscó estructurar el relato del pasado de una manera profunda con un sentido de coherencia y de verdad.


En nuestro país hubo verdaderas eminencias historiográficas revisionistas, verdaderas mentes prolíficas. Referentes paradigmáticos tales como Adolfo Saldías (considerado el pionero del revisionismo argentino); José María Rosa (de extensa trayectoria y uno de los más referenciales); Ernesto Palacio; Julio Irazusta; Carlos Ibarguren; Federico Ibarguren; el padre Castellani; Jaime María De Mahie (de por sí con obras muy abarcativas sobre religión, raza, biopolítica, política, sociología y economía, siendo además muy influyente en su momento en el Movimiento Nacionalista Tacuara y posteriormente en CEDADE); Manuel Gálvez; Raúl Scalabrini Ortíz y Arturo Jauretche entre otros.  


Entre 1881 y 1883 Adolfo Saldías publicó “Historia de la Confederación Argentina”, una obra clásica sobre el período de gobierno del Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas. En 1927 los hermanos Julio y Rodolfo Irazusta, junto con Ernesto Palacio, fundaron el periódico “La Nueva República”. Pero es a partir de los años ’30 cuando las ideas y los proyectos nacionalistas comenzaron a incidir fuertemente en la vida política y cultural de la República Argentina.


Durante esta década se publicaron obras muy destacadas como “Juan Manuel de Rosas. Su vida, su tiempo, su drama”, de Carlos Ibarguren, un libro muy esclarecedor sobre la figura del Restaurador. Los hermanos Julio y Rodolfo Irazusta publicaron “La Argentina y el Imperialismo Británico”, una obra clave que denunciaba el humillante pacto Roca-Runciman, un verdadero acto de vasallaje económico de la Argentina hacia Inglaterra (mayo de 1933), esclareciéndose además sobre una serie de traiciones que habían comenzado con el ministro Bernardino Rivadavia y la primer deuda externa contraída por nuestro país con la financiera inglesa Braring Brothers (1824).


A fines de los años ’30 también vería su aparición “La Historia Falsificada” de Ernesto Palacio, una obra donde se demostraba con criterio investigativo que la realidad del país había sido falseada por la “Historia Oficial”. Años más tarde aparecería su monumental “Historia de la Argentina, 1515-1938”, un libro clave y de muchísima repercusión.


El 8 de agosto de 1938 se fundó el Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas (institución oficial desde 1997 y bajo el nombre Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas), donde confluyeron intelectuales revisionistas de renombre: Julio Irazusta, Ernesto Palacio, Ramón Doll, Manuel Gálvez y José María Rosa, este último presidente del Instituto en 1951 luego de formar parte del mismo en 1941 como colaborador de la revista de dicha institución.


Un párrafo aparte merecen sus obras, de por sí muy extensas. En la década del ’40 José María Rosa publicará “Defensa y Pérdida de nuestra Independencia Económica”, un libro clave que contraponía los efectos negativos del liberalismo económico en nuestro país (liberalismo unitario y pro-inglés) con los efectos positivos del proteccionismo económico nacionalista en tiempos de la Confederación Argentina. A su vez “Artigas, prócer de la nacionalidad”, será un libro reivindicatorio del Protector de los Pueblos Libres (figura eminente del proceso emancipador). En la década del ’50 dejaría obras importantísimas como “Nos, los Representantes del Pueblo” y “La Caída de Rosas”. Su célebre libro “Historia de la Argentina”, de trece tomos y aparecida entre 1964 y 1980, es considerado directamente una de las mayores obras monumentales que haya dado el revisionismo argentino.


Raúl Scalabrini Ortiz y Arturo Jauretche fueron dos personalidades destacadísimas del movimiento yrigoyenista-nacionalista FORJA (Fuerza Orientadora Radical de la Joven Argentina, un movimiento que después va a confluir en el Nacional-justicialismo). El primero publicó, iniciándose la década del ’40, su muy destacada “Historia de los Ferrocarriles Argentinos”, donde se demostraba y se denunciaba toda la estructura colonialista pro-inglesa montada en la Argentina con el desarrollo del ferrocarril y bajo la consolidación del modelo agro-exportador de materias primas desde la segunda mitad del siglo XIX. Jauretche (fundador de FORJA) también dejaría obras de renombre entre los ’50 y ’60: “Los Profetas del Odio y la Yapa”, “Política Nacional y Revisionismo Histórico”, “Forja y la Década Infame”, “Manual de Zonceras Argentinas”.


Es innegable que hoy en día convivimos con visiones radicalmente diferentes de la Historia, la oficial internacionalista de izquierdas y derechas y la revisionista de corte nacionalista. Cada una de ellas con sus propias jerarquías de valores a la hora de dar a entender los diferentes procesos históricos del país. Y así como en la actualidad existen esas visiones del pasado, también existen diferentes visiones de la Argentina, la liberal-masónica-extranjerizante-dependiente y aquella de integración con toda la Comunidad Nacional, la que ve un Destino, una empresa colectiva siempre en marcha, una misión en lo universal, anhelos afectivos y espirituales, sueños y esperanzas de dimensiones míticas.


O somos una Nación con un claro destino de grandeza o nos quedamos eternamente en el chiquitaje del coloniaje mental, en lo dependiente y materialista. Prescindir de la verdadera Historia de un Pueblo es algo así como separarse de un Espíritu, de un Yo Despierto. Revisar la Historia y reinterpretarla significará entonces encontrar herramientas que nos permitan comprender el presente para así construir un gran futuro, porque el precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres. 




Darío Coria, profesor de Historia y Ciencias Sociales.






DÍA DEL TRABAJADOR, POR UNA REIVINDICACIÓN NACIONALISTA

Antecedentes históricos La conmemoración del Día del Trabajador se remonta a la ciudad estadounidense de Chicago. Hacia la segunda mitad del...